De Domínguez Garay a Rivera Delgadillo, El Balance de la Desconfianza

 El Péndulo...Israel Guerrero de la Rosa 

 
Central Virtual de Noticias / Zacatecas, Zac.-La Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), por lo menos desde hace dos décadas se ha visto inmersa en problemas financieros que se han ido agravando y que por más medidas que han tratado de impulsar no han logrado sanar sus finanzas. Sus autoridades administrativas han mostrado voluntad más no capacidad para recuperar la salud económica de la máxima casa de estudios en la entidad. Aunado a lo anterior, ahora las acusaciones sobre presuntas irregularidades en el proceso de elecciones envuelven nuevamente a la Universidad. La duda en ciernes.
 
Sin dejo de duda, la UAZ es un tema que requiere de nuestra atención e interés, no sólo por ser la máxima casa de estudios, sino porque configurada como un microcosmos, refleja, sino completamente, sí de manera parcial el entramado de la sociedad zacatecana.
 
Por ello, las acusaciones de un proceso electoral universitario no son cosa menor, ya que generan efectos que, contrario a lo que dice el rector Francisco Javier Domínguez Garay, sí dañan a la institución académica.
 
Domínguez Garay, presa de la fanfarronería, desestima de un plomazo los señalamientos de irregularidades -lo que resulta a todas luces un error y una señal de intolerancia- primero porque son muestras de inconformidad que deben ser escuchadas y atendidas, vale decir que no son una muestra minoritaria, y segundo porque su papel, como erróneamente lo ha asumido no es ser ni vocero de la Comisión Electoral Universitaria, ni juez de última instancia.
 
El actual rector olvidó que su función es encabezar los esfuerzos de la máxima casa de estudios; en vez de ello, se ha dedicado a solventar en medios de comunicación, las acusaciones contra el órgano electoral de la UAZ, y es que metido en su rol de apologeta de la Comisión Electoral Universitaria, abre espacios llanos para las sospechas de una insana relación.
 
Además si la transparencia fuera un argumento válido para Domínguez Garay, al existir señalamientos de irregularidades y en las cuales se le ha señalado, tendría que ser el primer interesado en exigir que se diriman a plenitud las acusaciones y no intentar justificarlas, mientras la comisión electoral prefiere el silencio del comparsa.
Resulta en ese tenor lamentable corroborar la inconsistencia discursiva del actual rector, el cual actúa con miopía al hacer juicios de valor, sin permitir que sea el Consejo Universitario en última instancia quien deberá calificar el proceso electoral universitario. De manera imprudente, al señalar que no hay vuelta atrás en la elección de rector, Domínguez Garay intenta marcar la línea que deberá seguir el máximo órgano universitario en la definición del proceso electoral, lo que anula la posibilidad de revisión.
 
Pero además, otro ingrediente que llama profundamente la atención y debería poner focos de alerta, es que se acuse al órgano electoral universitario de haber permitido, solapado o participado en irregularidades en las campañas para rector; y es que tales señalamientos superan los límite universitarios, debido a que quien encabeza dicho órgano de la UAZ, es Virgilio Rivera Delgadillo, quien también forma parte del Consejo Local del IFE en la entidad.
 
Y resulta preocupante porque si existen señalamientos sobre el actuar de la Comisión Electoral Universitaria y de su presidente, es necesario que el también Consejero Local del IFE, Virgilio Rivera, responda y aclare cualquier duda sobre su labor, ya que si su honestidad o desempeño en la elección interna en la UAZ es cuestionada, al igual que su imparcialidad, podría afectar la credibilidad del órgano comicial federal en el estado.
 
Más allá de los comicios para elegir rector, por la sanidad del proceso electoral federal en nuestro estado y en congruencia con su actuar, Virgilio Rivera Delgadillo, debería solicitar separarse del cargo como Consejero propietario del IFE en el estado, y esperar a que se dirima el proceso electoral de la UAZ por parte del Consejo Universitario, lo cual sería una muestra de voluntad en despejar cualquier duda sobre su actuar y sobre todo el compromiso de no dañar al órgano comicial federal.